En el consejo nº6 para conseguir el cambio de hábitos comentamos que debíamos asumir responsabilidades.
Solo nosotros/as podemos hacer los cambios. Nadie puede hacerlos por nosotros.
Eso no quiere decir que tengamos toda la responsabilidad. Pero tampoco que no tengamos ninguna.
En consulta, siempre me gusta explicar que existen dos círculos:
Mi círculo de responsabilidad-> todo aquello que está en mis manos. Podemos considerarlo nuestra zona de actuación.
Fuera de mi responsabilidad-> todo aquello que no depende de mi, o al menos no exclusivamente de mi. Por tanto no debemos preocuparnos, ya que estaría fuera de nuestra zona de actuación.
En la siguiente imagen he recogido algunos de los puntos que pueden ser mi responsabilidad, y otros que no dependen solo de nosotros/as. Realmente habría más, pero así podemos hacernos a una idea de en qué consiste.
Estos dos círculos pueden aplicarse para muchos otros aspectos. Yo he querido representar en este caso, cómo la responsabilidad de nuestros hábitos alimenticios y de vida, está repartida, no depende única y exclusivamente de nosotros. Pero es extrapolable a otras situaciones.
Será importante diferenciar entre ambos, para evitar frustraciones a lo largo del proceso de cambio de hábitos.
Veamos un ejemplo sencillo: A veces pueden surgir imprevistos y que nos lesionemos/ contraigamos un virus gástrico, y esa semana no podamos entrenar o comer como habíamos organizado en un principio. El hecho de contraer el virus no es nuestra responsabilidad, son situaciones que suceden. El hecho de preocuparnos o enfadarnos, no va a hacer que la lesión/virus se cure antes. Debemos preguntarnos ¿qué está en mis manos? Guardar reposo, y seguir las indicaciones del profesional adecuado hasta que mejore.
Por ello, céntrate en tu área/círculo de actuación
Es normal que cuando nos planteamos realizar un cambio de hábitos, tendamos a delegar gran parte de la responsabilidad en el profesional o en alguien cercano de nuestro entorno. A fin de cuentas, asumir responsabilidades y realizar cambios supone un esfuerzo.
Cuántas veces habré oído en consulta la frase:
-"vengo a que me controles".
-"si él/ella me cocina, como sano, sino está, como lo primero que pillo"
-"Mi pareja me ayuda, si me paso me regaña".
Es frecuente que por experiencias pasadas se busque ese control externo. Así la percepción del esfuerzo es menor, y la responsabilidad no recae sobre ti, sino sobre el "controlador". Si algo no sale como espero, yo NO seré el responsable.
Debemos por ello tener claro, que el profesional y tu entorno, serán una ayuda, un apoyo, pero NO debemos ni vamos a controlaros.
El cambio de hábitos debe ser algo elegido por ti, porque quieres realizarlo, no una obligación.
Lo que hay que buscar, no es un control externo, sino el motor interno. TUS motivaciones. ¿Para qué quieres realizar el cambio?
Ellos NO pueden realizar por ti los cambios. TU tendrás que asumir tu parte de responsabilidad.
¿En qué PUEDE ayudarme el profesional?
En el caso de la nutrición, te dará consejos, educación nutricional (romper mitos, mejorar tu relación con la comida desde el ámbito nutricional, recetas, aprender a crear un menú saludable...), te ayudará a resolver las dudas y dificultades mediante actividades planteadas en consulta, e incluso derivarte a otro profesional en caso de verlo necesario (entrenador/a personal, psicólogo/a...).
¿En qué NO puede ayudarme el profesional?
No puede hacer por ti los cambios.
No puede hacer por ti las actividades planteadas en consulta. Este punto es importante. Las actividades planteadas son siempre para ayudaros a mejorar una dificultad o hábito que debéis cambiar. Si tras la puerta de consulta, no se trabaja lo hablado y realizado en la sesión, el aprendizaje es mucho más costoso y lento.
Pensad en una clase de idiomas. Si solo dais 1h cada 2-3 semanas o una vez al mes, y no aplicáis nada en casa, difícilmente progresaréis.
¿En qué PUEDE ayudarme mi entorno?
Apoyarte.
Sumarse al cambio de hábitos. Lo que es sano para ti, también lo será para ellos/as
No "chincharte" con el por un día no pasa nada. Comprenderte, y dejar que seas tu quien libremente haga las elecciones.
No llenar la casa de todo aquello no saludable que te gusta.
Colaborar en la compra y cocinado. Importante: una cosa es colaborar, y otra hacerlo todo. Si no dejamos a la persona que se cocine nunca, y tampoco lo ha hecho previamente, acabaremos por hacerle dependiente, ya que nunca aprenderá.
¿Qué PUEDO hacer yo?
Asumir mi parte de responsabilidad. No caer en el "lanzar balones fuera":
-Es que mi pareja no estaba, y comí lo primero que pillé.
-Es que la industria y la publicidad es muy mala.
-Es que hay muchas fiestas...
Ser sincero/a con el profesional. Es la persona que está ayudándome, si le comento la situación seguro puede decirme cómo gestionarlo la próxima vez, o trabajar alguna herramienta que me ayude a tener la solución para conseguir el cambio que quiero.
Realizar aquello que me propone y seguir sus consejos.
Ser consciente de que todo proceso de aprendizaje tiene sus fases, y que a base de práctica, cada vez irá saliendo mejor.
¿Qué NO puedo hacer yo?
Todo aquello que no esté en tus manos como comentamos al principio del post.
Os dejo una tabla resumen de algunos de los puntos que son responsabilidad del profesional, y son responsabilidad vuestra, así como aquellos que no lo son.
Espero que os haya gustado el post de hoy, y sobre todo os haya resultado útil.