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Nuria Romero

FLEXIBILIDAD

Esta semana y la pasada mis compañeras/os de #EquipoSaludIntegrativa estamos divulgando sobre la importancia de afrontar el cambio de hábitos desde la flexibilidad.


Todos ellos lo han descrito a la perfección desde su visión y área profesional.


Y es que, como os digo muchas veces en consulta, no somos un estómago con "patas", y todo influye: nuestro entorno, nuestras circunstancias (familiares, laborales), los imprevistos que surjan, nuestro estado de ánimo...


Es normal tener un pensamiento dicotómico: bien-mal, blanco-negro, como sano o ya de perdios' al río....ya que vivimos rodeados de este mensaje de extremos. Vivimos en la cultura dieta (en el mal sentido que se le ha dado a esta palabra).

Pensamos que para comer saludable y tener un buen hábito hay que ser estricto, tener fuerza de voluntad, no permitirnos ciertos alimentos= prohibírnoslos...y un largo etc. que obviamente, es insostenible a largo plazo.

Esto está muy arraigado a nivel social, y que es potenciado por el marketing y la industria, que nos llevan al bucle infinito de la dieta-dejo la dieta y vuelta a empezar.


Cada día en consulta escucho frases del tipo:

-"Yo, soy muy estricto"

-"Yo se controlarme"

-"Yo si hace falta me sacrifico aguanto bien".

-"¿Eso me lo vas a quitar?"

-"Me he portado mal"

-"He pecado"

-"He sido mala"

-"No lo he hecho bien"

-"Me he pasado"

-"Me siento culpable"

-"Me lo salté"

(...)


Todo esto implica ese pensamiento de extremos, rígido e inflexible.





Nosotros/as, desde nuestra forma de enfocar el trabajo, entendemos el hábito como algo flexible. La vida, no es una línea recta, suceden situaciones, imprevistos, que condicionan nuestras emociones, y nuestras acciones. Por ello, no podemos exigirnos hacer todas y cada una de las semanas perfectas. Es más, ningún extremo es bueno, como ya os comenté en el post (¿nos estamos pasando con esto del real food?)





Yo se que todo esto expuesto así se comprende perfectamente, pero lo realmente difícil es llegar a interiorizarlo. Integrarlo y aplicarlo.


Son años de un aprendizaje estricto, de extremos, y construir nuevos aprendizajes lleva su tiempo. Es un proceso, como bien os expliqué en mi post (fases del cambio de hábitos)


Es fundamental por ello, construir nuevos aprendizajes más flexibles


  • No se trata de control, sino de ser consciente de tu conjunto de elecciones, para así poder poco a poco, conseguir que abunden las elecciones saludables.


  • No se trata de pesar comida, sino de aprender a identificar tus sensaciones de hambre y saciedad, para ajustar así la misma al apetito que tengas ese día.


  • No se trata de hacerlo bien o mal. Se trata de elecciones. Observa el conjunto de las mismas.


  • No has pecado, ni has sido malo/a, porque no hay alimentos prohibidos. Un alimento por si solo no hace que tu hábito deje de ser sano, al igual que si todas tus elecciones fueran poco saludables, porque un día comieras sano, tu hábito no pasaría automáticamente a ser sano.


  • No te saltas nada, porque no hay nada estricto. Gracias a la educación nutricional aprendes los distintos grupos de alimentos, con qué frecuencia incluirlos en tu semana, cómo componer un menú saludable, recetas saludables y apetecibles, adaptadas a tus gustos...Aprendes a disfrutar del hábito sano, y al final tu conjunto de elecciones es sano.

No te saltas nada, porque tu eliges las recetas


Te invito a dejar de lado la rigidez, dejar de lado los extremos, el blanco y el negro, y empezar a moverte en los grises.



RECUERDA: "Nadie nace sabiendo, y lo bueno es que nunca es tarde para aprender"




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